Movimiento Asociativo -> Acción familiar
RESUMEN:
La vida de irene, una niña con síndrome de Down, cambió para siempre el día que Irene y Álvaro se plantearon adoptar un hijo con discapacidad. 9 meses después, con la pequeña ya en sus brazos, nos cuentan como fue el camino hasta conseguir su adopción. Para este matrimonio y sus hijos, la niña se ha convertido en “lo mejor que les ha pasado”.
UNA VIDA POR VIVIR - PADRES QUE ACOGEN
“La idea de adoptar a Irene surge hace catorce o quince años, nosotros colaborábamos con una asociación para el ocio juvenil de personas con discapacidad –cuenta Álvaro- y pensamos, que nosotros probablemente estábamos más preparados que otros padres para adoptar a un niño de esas características. Hemos convivido con personas con discapacidad física y psíquica y te das cuenta que ante todo, son personas como las demás, con unas capacidades y necesidades. Hay quien no tiene ninguna discapacidad y es depresivo, otros son asmáticos, como nuestro hijo mayor…hay personas de mil tipos…pero no dejan de ser personas. El síndrome de Down es una característica más, quizás un poquito más complicada que otras y que exige una cierta dedicación, pero por otra parte, por un hijo, un hermano o un amigo, uno hace lo que sea. Cualquier esfuerzo que dediques a tener un niño en casa, sobre todo un niño que está solo, te parece poco esfuerzo”.
Una vez tomada la decisión de adoptar a un niño/a con discapacidad, el trámite resultó sencillo. “Para nosotros la colaboración de
Adaptación a la nueva familia
La niña se adaptó excepcionalmente desde el primer día. “Todos tenemos la misma sensación de que Irene está con nosotros desde que nació, la experiencia es un poco especial por la particularidad de que ha llegado más tarde, pero desde el primer día es una más para todo y para sus hermanos es lo mejor que les ha pasado”- afirman con satisfacción. Los hermanos disfrutan de su hermana y la colman de mimos y atenciones. Ellos también tienen un contacto directo con la realidad de las personas con discapacidad. “Los niños conocen a nuestros amigos con discapacidad, su colegio es de integración y es algo que ellos todos los días ven. El mejor amigo del pequeño es un niño con síndrome de Down” comenta Irene. El matrimonio opina que no sirve de mucho contar a los niños cómo puede ser el futuro de su hermana, en parte, porque ni ellos mismos lo saben. “Más que complejidad, -apunta Álvaro- creo que el futuro de la niña tiene su singularidad con respecto a otras familias”. Respecto a este tipo de adopciones opinan que “padres que no se sientan capaces de cuidar de estos niños, permitan que otras familias puedan cuidarlos, que los den en adopción porque hay gente que les va a dar una vida muy digna”, remarca Irene que además afirma que “en mi opinión adoptar a un niño con discapacidad no tiene que cambiarte la vida, tienes que organizarla. Yo no pretendo dejar de trabajar”.
Al terminar la entrevista, Álvaro hace una reflexión en voz alta sobre su experiencia como padre de adopción. “Creo que Dios, Alá, la providencia o la fortuna ponen a estas personas en
"Hay valores más profundos que la inteligencia, debe darse a estos niños la oportunidad de vivir como los demás"