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La conquista de la autonomía

  • PALABRAS CLAVE: Empleo, Entrevista
  • Autor: Down España
  • Fecha de publicación: 02/10/2009
  • Clase de documento: Noticias
  • Formato: Texto

Referencia bibliográfica

  • > Editor: Down España
  • > Nº de páginas: 3

RESUMEN:

Con este título publicó 'La opinión de granada' un amplio reportaje sobre varios empleados con síndrome de Down que trabajan en la provincia

Noticia

 

La conquista de la autonomía

 

Con este título publicó 'La opinión de granada' un amplio reportaje sobre varios empleados con síndrome de Down que trabajan en la provincia.

 

Transcribimos aquí íntegramente el artículo de 'La opinión de Granada', firmado por Rocío S. Nogueras:

 

Laura Müller se levanta cada mañana para ir a su puesto de trabajo. Tras recoger los periódicos del día en el quiosco, se dirige a la biblioteca municipal del Salón, levanta todas las persianas e inicia el reparto de la documentación hacia otras áreas del Ayuntamiento de Granada. Son sólo algunas de las tareas que, como ordenanza, realiza cada día, una labor que complementa con algunas funciones de auxiliar de biblioteca como la incoporación del tejuelo identificativo, el código de barras y la alarma a los libros nuevos. Laura tiene síndrome de down y es funcionaria de carrera en la categoría de subalterno. Tiene 30 años y se siente "feliz" con su situación laboral y "nerviosa" por la entrevista para la prensa pues, reconoce, no está "preparada para la fama".

 

Como ella, otras veinte personas con síndrome de down trabajan en administraciones y empresas granadinas gracias a la labor que, en materia de inserción laboral, desarrolla la asociación Granadown. "Los jóvenes empiezan a trabajar con un preparador laboral que lo acompaña para ayudarle a conocer y desarrollar sus funciones. Conforme van ganando autonomía en el trabajo, el preparador se va retirando poco a poco, aunque sigue en contacto con su entorno laboral y sus compañeros, a quienes ofrece pautas de comportamiento con los chicos", explica Mari Martín, coordinadora del área de inserción laboral de la asociación.

 

Aunque inicialmente la propia organización ofrecía los servicios laborales de los jóvenes a las empresas, "ahora son las propias compañías las que acuden a nosotros para requerir a los chicos con síndrome de down como trabajadores". No ha sido un proceso fácil, pero su incorporación a la vida social y la apuesta de la asociación por la normalización e integración de estas personas ha permitido salvar muchos prejuicios y conocer a estos jóvenes en un ámbito en el que destacan por su eficiencia.

 

"No es cierto que todas las personas con síndrome de down sean muy amables y cariñosas, hay de todo, pero lo que sí es verdad es que destacan por su capacidad de organización y porque cuando comienzan algo no desisten hasta que lo terminan, son muy meticulosos", señala Martín. Y, precisamente por ello, estas personas se desenvuelven mejor en las tareas rutinarias. "Su capacidad de reacción ante la novedad es inferior y cuando cometen un error tienden a bloquearse, pero con trabajos rutinarios en los que tienen un referente son muy buenos", añade.

 

Casto Alberto Castillo trabaja en la alcaldía del Ayuntamiento de Granada desde 2001. Junto con Cristina Jiménez, fue la primera persona con discapacidad con un empleo en el Consistorio granadino. Es funcionario interino y un apasionado de su trabajo en el que, asegura, se quiere jubilar. "Me llevo muy bien con mis compañeros y todos me dicen que soy el más apañado", afirma. Como es uno de los más antiguos en el cargo, ahora él se ocupa de enseñar a los nuevos trabajadores las tareas cotidianas, entre las que se cuentan "preparar las mesas, las sillas y los vasos del salón de plenos, la sala de reuniones y el salón de comisiones". Lo que más le cuesta, según afirma, es atender el teléfono. "Mis compañeros me dicen que no lo coja porque me lío, pero hago otras muchas cosas".

 

Cristina Jiménez, por su parte, desarrolla su labor profesional en el área de Atención a la Familia y Bienestar Social del Ayuntamiento de la capital. A sus 29 años, es funcionaria y trabaja atendiendo al público. "Me siento bien haciendo mi trabajo y mis compañeros están contentos conmigo", declara, y añade que "a veces" se enfada "porque la gente se pone rebelde por teléfono". Según aclara la coordinadora del área, Mari Martín, "algunas personas se ponen nerviosas cuando le formulan una pregunta por teléfono y ella no sabe responderles, por lo que acaban colgando. Eso le hace sentir muy mal". Al igual que la mayoría de sus compañeros, Cristina trabaja en horario reducido porque, según explica Martín, "el rendimiento es mayor de este modo".

 

La inserción. El proceso de inserción laboral se inicia cuando se establece el contacto entre la empresa o administración pública demandante de personal laboral y Granadown, tras lo cual se firma un convenio inicial en prácticas para conocer las capacidades del trabajador y comprobar si la experiencia da resultado. Después, se realiza un análisis de la labor del empleado que, si resulta satisfactoria, desemboca en una contratación. En el período de prácticas, el acompañamiento del preparador es fundamental para ofrecer las explicaciones oportunas y reforzar el trabajo de la persona con síndrome de down. Se iniste especialmente sobre las conductas para garantizar la puntualidad, el buen trato con el resto de los compañeros o la corrección en la forma de vestirse, entre otros aspectos.

 

Pero la orientación y el control no se centran únicamente en el trabajador en prácticas, sino que se dirigen también a su entorno. De este modo, los compañeros reciben una serie de pautas por parte del preparador para saber cómo encaminar la relación laboral con el nuevo empleado. "Aconsejamos que se le den órdenes sencillas a partir de frases breves, que las explicaciones se hagan paso a paso y, sobre todo, que lo traten como un adulto y no tengan en cuenta su discapacidad", explica Mari Martín. Cuando el joven ya trabaja de forma autónoma, sin constante supervisión, el preparador se retira, aunque siempre mantiene el contacto con la empresa para saber cómo resulta la experiencia.

 

En Hiperdeluz, una superficie comercial especializada en iluminación, trabaja Luis Manuel Huete desde el pasado mes de junio. Tiene 28 años y se ocupa de trasladar el material necesario del almacén a los expositores de la tienda, entre otras labores. Como él mismo reconoce, es "muy bromista", por eso un día escondió las llaves del servicio y, al parecer, el asunto no hizo la gracia que él esperaba. "El preparador está para evitar que pasen estas cosas", señala Martín. No obstante, Huete –que antes trabajó de ordenanza en el centro municipal de día del barrio Fígares– está "muy contento con sus compañeros" y, aunque a veces se atranca al hablar, según admite, se siente muy capaz de desarrollar su trabajo.

 

Motivaciones. Lo mismo le sucede a Francisco Bertos, un joven de 22 años que acaba de comenzar su labor profesional en la Cámara de Comercio. Antes estuvo trabajando en el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Granada, un empleo que recuerda con mucho cariño. "Me lo paso muy bien trabajando. Quiero aprender muchas cosas y estar con mis compañeros", señala. Su función diaria consiste en "ordenar las sillas, preparar la sala de los cursos, llevar papeles a los despachos y hacer fotocopias", una tarea que desempeña con mucho interés. "Estudié en los Salesianos, pero era algo que no me gustaba mucho porque para estudiar soy un poco flojo", puntualiza.

 

Los compañeros escuchan cada historia con atención y asienten cuando el resto expone sus experiencias. Las sensaciones son parecidas en todos los casos y el trabajo es, para estos jóvenes, una responsabilidad que asumen con alegría y resolución.

 

En la Diputación de Granada, en el área de Presidencia, trabaja José Miguel Sánchez. Realiza las funciones de ordenanza y cuenta con el apoyo y el cariño de todos sus compañeros. "Yo quiero quedarme siempre allí porque los quiero mucho a todos, a Juanma, a María, a Alicia...".

 

Cuando termina su jornada laboral, ayuda a su madre con las tareas del hogar y, en su tiempo libre, practica diversos deportes. "Todos los diputados me tratan muy bien y me dan los buenos días", explica mientras, a su lado, Dina Abigaíl Jiménez le regala una sonrisa. También ella se siente feliz en su puesto de trabajo en la Ciudad Deportiva de la Diputación, ubicada en Armilla. Cada día coge el autobús para desarrollar su jornada, que discurre entre documentos y fotocopias, de nueve de la mañana a dos de la tarde.

 

Juntos constituyen una nueva generación de ordenanzas, un puesto que las personas con síndrome de down desarrollan con especial destreza por sus propias características. Sus pequeñas conquistas cotidianas en la lucha diaria por la adquisición de la independencia y el desarrollo de sus capacidades representan, al mismo tiempo, grandes logros para una sociedad cada vez más receptiva a la diferencia y más preparada para apreciar la riqueza de la diversidad.

 

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