Autonomía Personal -> Sexualidad
RESUMEN:
Es sabida la situación de ocultamiento y negación que han vivido las personas con discapacidad intelectual en general, y aquellas que presentan síndrome de Down en particular, en lo que concierne a su dimensión afectivo-sexual. Si tuviéramos que hacer una síntesis de la actitud social hacia estas personas podría ser algo así como: “eres muy afectivo/a, pero tú no tienes esas necesidades sexuales, eres un niño/a, espera a cuando seas mayor”.
“Oye: ¡Que eres mi amigo, no mi novio!”
ES SABIDA LA SITUACIÓN DE OCULTAMIENTO Y NEGACIÓN QUE HAN VIVIDO LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL EN GENERAL, Y AQUELLAS QUE PRESENTAN SÍNDROME DE DOWN EN PARTICULAR, EN LO QUE CONCIERNE A SU DIMENSIÓN AFECTIVO-SEXUAL. SI TUVIÉRAMOS QUE HACER UNA SÍNTESIS DE LA ACTITUD SOCIAL HACIA ESTAS PERSONAS PODRÍA SER ALGO ASÍ COMO: “ERES MUY AFECTIVO/A, PERO TÚ NO TIENES ESAS NECESIDADES SEXUALES, ERES UN NIÑO/A, ESPERA A CUANDO SEAS MAYOR”.
Una información adecuada
Sin embargo, la realidad cotidiana nos acaba evidenciando que esa no parece ser una buena alternativa. La desinformación y la confusión en materia de sexualidad caracterizan la situación en la que se encuentran buena parte de estas personas. Y ello supone un riesgo de salud muy importante. La ignorancia y el ocultamiento no tienen ninguna ventaja. Hace poco una chica síndrome Down nos comentaba, que “hacer el amor era dar un beso a una foto”. Con esa idea de las relaciones sexuales va a resultar difícil evitar, por ejemplo, los abusos sexuales.
Una iniciativa pionera
La primera iniciativa tuvo lugar en unas Jornadas generales en 2004, organizadas por Amidown (Down León), destinadas a familias, profesionales, y también a personas de la calle, ya que se consideró que la sociedad debe conocer como es este colectivo y que está pasando en el mismo, a tenor de que siguen perdurando estereotipos y tópicos imposibles de aceptar. En aquella ocasión, se sentaron las bases acerca de la necesidad de la educación sexual y afectiva en personas con síndrome de Down. Estas bases se plantearon sobre cuatro ideas básicas:
a) Sería deseable llegar a un pacto entre las familias, los profesionales y las instituciones. Esto permitiría estimular procesos e iniciativas de integración y normalización, así como favorecer una relación más estrecha entre estas mismas agencias, y una mayor fluidez y normalidad en el intercambio de información.
b) Estamos hablando de personas, hombres y mujeres con sentimientos y emociones, con anhelos y esperanzas, con sensibilidad y sensualidad, con deseos e ilusiones, que necesitan no solo comprensión, sino atención integral, valiente, decidida y recursos generosos, que les permitan ser aceptadas y reconocidas como personas en su totalidad, desarrollando al máximo posible todas sus capacidades y sus potencialidades.
c) Es preciso reconocer las necesidades afectivas y sexuales de estas personas, similares al resto de la ciudadanía, así como tener una actitud generosa y humana hacia su realidad, creada por una historia llena de discriminaciones y arbitrariedades. Estas personas necesitan afecto, sentirse queridas, tener amigos/as, sentirse importantes, valiosas...etc. Pero también necesitan sentirse atractivas, elegidas, deseadas, seducidas,.. que se les abrace, tener intimidad.. etc., al igual que el resto de los seres humanos.
Talleres para jóvenes
La necesidad de educación sexual y afectiva para las personas con discapacidad intelectual es algo que parece estar fuera de toda duda, al menos en la teoría. Otra cosa es como se lleva a la práctica. Para nosotros existe la necesidad de ofrecer conocimientos adecuados y científicos a aquellas personas que manifiestan intereses específicos. Para realizar dicha evaluación se solicitó que antes de las jornadas los componentes de cada grupo enumerasen aquellas preguntas que querían hacer, animándoles a hacerlo y asegurándoles tanto el anonimato como el compromiso de que se les daría una respuesta adecuada con una total discreción.
Preguntas y respuesta
Las preguntas que los chicos y chicas hicieron previas a los talleres fueron el leit motiv de la primera parte de las tareas grupales. Se presentaron a los padres y madres con objeto de darles a conocer los intereses de sus propios hijos e hijas. La mayoría se referían a temas como los métodos anticonceptivos, el embarazo, el sexo, la eyaculación, la masturbación, el aborto, el abuso sexual, la cesárea, la menstruación, el orgasmo, el kamasutra o la lactancia.
Talleres de padres y profesionales
Estos talleres abordaron la pertinencia de reconocer las necesidades afectivas y sexuales de las personas con discapacidad intelectual y la necesidad de apoyar los procesos e iniciativas de integración y normalización, incluyendo la sexualidad y la afectividad.
Cuando algo no va bien
Ante una conducta sexual inapropiada, deben establecerse pautas profesionales de actuación para que se puedan expresar adecuadamente esas conductas. Hay determinadas conductas que deben ser objeto de atención por parte de los profesionales. Éstas son, entre otras: preguntas, comentarios, expresiones y gestos corporales excesivos, y fuera de lugar, sobre sexo; uso de material pornográfico; exhibición y/o desnudez en público; masturbación en un espacio público; manifestaciones sexuales compartidas: heterosexuales, homosexuales, bisexuales; abusos sexuales; caricias y relaciones de afecto-enamoramiento con profesionales y otras conductas sexuales (parafilias, prostitución, abusos con personas ajenas al centro…).
Si bien los castigos y prohibiciones, como recurso para anular y reprimir estas necesidades han sido, con frecuencia, medidas utilizadas por las familias y los profesionales, desde nuestra perspectiva deberían ponerse en cuestión porque tienen consecuencias negativas y son de dudosa eficacia en su finalidad de anular la motivación sexual.
Para finalizar, nos parece pertinente constatar la reflexión de una profesora que considera que “estos chicos buscan algo más allá del desahogo puro y duro, puesto que estamos hablando no sólo de sexualidad sino también de afectividad en el sentido más amplio de la palabra. Quiero pensar que la represión les empuja en algunos casos a valorar una caricia, un beso, un abrazo, más de lo que algunos, que gozamos de la libertad sexual, llegaremos a apreciar”.
Doctor en Psicología y especialista en Sexología
Tel. 948 198334.
E-mail: jlgarci@telefonica.net
Es preciso reconocer las necesidades afectivas y sexuales de estas personas, similares al resto de la ciudadanía, así como tener una actitud generosa y humana hacia su realidad, creada por una historia llena de discriminaciones y arbitrariedades
Proponemos que si así lo desean, puedan desarrollar adecuadamente, y en condiciones de intimidad, su vivencia sexual y afectiva. Que tengan capacidad para decir no a las prácticas no queridas y aprendan a autoprotegerse de los abusos sexuales