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El esfuerzo tiene recompensa: jóvenes trabajadores con síndrome de Down en Jaén

  • PALABRAS CLAVE: Empleo, Experiencia laboral, Síndrome de Down, Entidades Down España, Trabajadores con discapacidad, Jóvenes, Empresas Ordinarias, Down Jaén
  • Autor: DOWN ESPAÑA
  • Fecha de publicación: 15/10/2015
  • Clase de documento: Artículos
  • Formato: Texto

Referencia bibliográfica

  • > Editor: DOWN ESPAÑA
  • > Nº de páginas: 4

RESUMEN:

Pese al complicado panorama laboral en Jaén, aún más adverso en el caso de las personas con síndrome de Down, algunos jóvenes con esta discapacidad demuestran que el esfuerzo y el empeño tienen recompensa en forma de oportunidad de trabajo.A la hora de demostrar su valía, su preparación y su esfuerzo son muchas las puertas que se les cierran a las personas con síndrome de Down, impidiéndoles adentrarse en el complicado mundo laboral. Y es que, a pesar de contar con la formación adecuada, ser metódicas y muy disciplinadas, las personas con esta discapacidad intelectual no suelen ser las que tienen más papeletas a la hora de conseguir un contrato en empresas ordinarias

 

Noticia

 

 El esfuerzo tiene recompensa: jóvenes trabajadores con síndrome de Down en Jaén

 

Pese al complicado panorama laboral en Jaén, aún más adverso en el caso de las personas con síndrome de Down, algunos jóvenes con esta discapacidad demuestran que el esfuerzo y el empeño tienen recompensa en forma de oportunidad de trabajo.

 

A la hora de demostrar su valía, su preparación y su esfuerzo son muchas las puertas que se les cierran a las personas con síndrome de Down, impidiéndoles adentrarse en el complicado mundo laboral. Y es que, a pesar de contar con la formación adecuada, ser metódicas y muy disciplinadas, las personas con esta discapacidad intelectual no suelen ser las que tienen más papeletas a la hora de conseguir un contrato en empresas ordinarias.

 

El complicado panorama laboral de Jaén dificulta la búsqueda de un empleo para cualquier ciudadano —se trata de una de las provincias españolas con mayor tasa de paro—, pero en el caso del colectivo de personas con síndrome de Down las posibilidades se reducen aún más. Por ello, el trabajo que se hace desde DOWN JAÉN, fomentando la autonomía e impulsando la formación, resulta clave. Sus profesionales trabajan intensamente para que los jóvenes logren una formación que les permita hacerse válidos por sí mismos a partir de su propio trabajo mediante el Empleo con Apoyo.

 

Precisamente, gracias a la incesante labor que dedican desde la organización, el Diario de Jaén se ha hecho eco de tres casos destacables, excepcionales por tratarse de contratos ordinarios, que animan y alientan a las familias y a los que creen que se puede seguir derribando barreras (puedes leer el reportaje íntegro en este enlace).

 

 

Montse

 

Una de las tres afortunadas es Montserrat Pasolas. A sus 39 años, lleva desde 2003 trabajando en el Ayuntamiento de la capital. Enérgica y dispuesta a echar una mano siempre, trabaja como conserje en el Negociado de Responsabilidad Patrimonial. “Comienzo a las siete y media de la mañana y termino a las tres de la tarde”, matiza Pasolas, quien indica que sus inicios en la Administración local estuvieron en el Patronato de Asuntos Sociales. “Allí estuve un año de prácticas y luego conseguí una plaza en el Registro General. Después me pasaron a Transportes y Policía Local, en la Carrera de Jesús”, dice la trabajadora.

 

Recorre los pasillos municipales como Pedro por su casa y es fácil cruzarse con ella por las mañanas en los aledaños de la zona de la Catedral. Y es que, entre sus funciones actuales, está la de transportar documentos a los diferentes centros oficiales, como la Gerencia de Urbanismo, Sanidad o la Diputación. “Creo que soy positiva, responsable y pienso antes de hacer las cosas”, se autodefine.

 

El trabajo en el organismo público y su constante ir y venir le permiten reforzar sus relaciones sociales, incluso su autoestima: “Creo que hay que ser amable con los demás. Yo me veo como uno más. Incluso, entre mis compañeras hay algunas que son amigas, como Elena”, dice mientras mira con complicidad a su compañera de departamento.

 

Activa por naturaleza, después de su jornada laboral, la jiennense no para. “Vivo con mis padres y dos hermanos. En casa me gusta organizar mi cuarto, aunque también tengo que hacer los deberes y ejercicios que me mandan en DOWN JAÉN, a donde voy lunes, miércoles y jueves. Luego, los martes me toca logopeda y los viernes, psicólogo”, detalla. Montse aprovecha la ocasión para contar sus planes: “El miércoles nos vamos a la Feria. Vendrá un autobús y nos recogerá en la asociación”, avanza la empleada.

 

Orgullosa de contar con un contrato indefinido, Pasolas se muestra muy agradecida a todos los preparadores que la ayudaron a lograr el trabajo del que ahora presume.

 

 

Mª José

 

La dulzura que transmite la mirada de María José Yeguas se convierte en un torbellino cuando se sienta en el mostrador del Centro de Salud de Pegalajar. Allí, esta joven con síndrome de Down de 28 años entrega los números a los pacientes y los registra en un programa informático que domina a la perfección. Dedos ágiles teclean para identificar nombres y apellidos tras la ventanilla y recibe a los usuarios con una escrupulosa profesionalidad.

 

Al igual que la timidez inicial de su mirada se traduce en cierto desconcierto, María José puede parecer al principio algo introvertida, sin embargo, sorprende su soltura a la hora de atender a los vecinos de su municipio natal. “Además de dar los números a la gente, atiendo las llamadas de Mancha Real, las urgencias y los avisos. También organizo los tubos de los análisis”, explica. De hecho, se conoce de memoria a gran parte de los usuarios que acuden con frecuencia al centro.

 

Junto a ella, la preparadora laboral, María López, destaca su incesante formación: “Comenzó en el Ayuntamiento de Pegalajar con prácticas sin remunerar. Luego, realizó un curso de celador sanitario y con su preparador laboral logró integrarse”, cuenta López, quien indica que lleva en el Centro de Salud desde 2007.

 

Tanto Montse como María José trabajan en instituciones públicas. Sin embargo, sus contratos son ordinarios y les permiten mantener una continuidad en sus puestos, lo que les posibilita ser independientes y autónomas.

 

 

Ángel

 

Ángel García tienen un contrato ordinario en una empresa privada, Jafarco, donde trabaja como mozo de almacén. Después de realizar prácticas durante años, ha logrado ganarse el respeto y demostrar su valía entre la plantilla. Junto al joven, su compañero Miguel Ángel Cañada, se deshace en elogios hacia su “pupilo”. “Ángel nos ha enseñado algo que teníamos dormido: una parte del corazón que hace que seamos más cariñosos”, dice Cañada. Dentro del almacén, en la frialdad de las máquinas y los paquetes de medicamentos, se puede apreciar la calidez de la camaradería que derrocha Ángel. “Es muy metódico y organizado. Coloca todo muy bien y sistemáticamente”, explica.

 

En la amplitud del espacio Ángel se mueve como pez en el agua. De hecho, es capaz de reconocer cada caja de pastillas, de jarabe o de polvos y colocarlo en los canales que los distribuyen por marca así como por fecha de caducidad. “Primero entró con un asesor y luego decidieron que tenía que estar solo. Creo que él se sentía muy seguro. Después, los compañeros nos volcamos con él y le tratamos como uno más”, cuenta el trabajador de Jafarco.

 

Entre ellos hay “feeling”. Una amistad que es digna de apreciar. “Ey chiquitín, hoy estarás león, ¿no?, que ayer sólo viniste gatillo”, bromea cariñosamente. Y es que, gracias a la paciencia y sensibilidad de Cañadas, el joven se ha integrado en la mecánica del trabajo. En la laberíntica nave, García maneja la transpaleta como un auténtico profesional. Sus piernas menudas se activa y se desplaza con maestría por los pasillos cargado de grandes cajas. Luego, cuando termina de reponer, remata su media jornada recogiendo los cartones vacíos que quedaron en medio con un carro.

 

La presidenta de Jafarco, María Jesús Oya, resalta la valía del joven. “Ángel se ha ganado a pulso la incorporación como un miembro más a nuestra plantilla”, subraya para ensalzar el buen amiente generado entre empleados. “Desempeña su tarea de manera impecable. Es meticuloso y responde a las funciones que se le encomiendan demostrando una personalidad poco común”.

 

Sobre el trabajo de DOWN JAÉN en la formación y el impulso para que sus usuarios logren un puesto de trabajo con el Empleo con Apoyo, la presidenta de la entidad, M.ª Dolores Gómez, resalta “la importancia del fomento de la autonomía, el desarrollo de las capacidades personales y de habilidades laborales en las personas con síndrome de Down desde edades muy tempranas y a lo largo de la vida”.

 

“Desde aquí queremos que Ángel sirva como ejemplo para que en el mundo laboral los jóvenes se puedan ganar a pulso la incorporación al trabajo, se premie el esfuerzo y sean un ejemplo. También animamos a organizaciones oficiales y sobre todo a las empresas privadas a confiar en las capacidades de las personas con síndrome de Down y otras discapacidades, a beneficiarse de tener en sus plantillas a personas que las enriquecen”, concluye.

 

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