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RESUMEN:
Resumen del artículo del experto Libby Kumin publicado en la revista "Down Cantabria" extraído de Solidaridad Digital.
Inteligibilidad del habla en personas con síndrome de Down
RESUMEN DEL ARTÍCULO DEL EXPERTO LIBBY KUMIN PUBLICADO EN LA REVISTA "
Solidaridad Digital (18/05/2005).- La inteligibilidad del habla es un problema importante para las personas con síndrome de Down. Aunque se ha realizado investigación clínica en relación con los factores de riesgo y con algunas de las características específicas del habla en esta población, no se ha aplicado convenientemente esta información para evaluar y tratar la inteligibilidad del habla.
Tanto la investigación como la bibliografía clínica han analizado por lo general este problema como un trastorno unitario global asociado al síndrome de Down, y han considerado el tratamiento exclusivamente como el papel propio del logopeda o terapeuta del lenguaje. Pero la complejidad de las dificultades que se aprecian en la inteligibilidad del habla en las personas con síndrome de Down requiere que la evaluación y el abordaje terapéuticas sean completos, lo que supone, que además del logopeda, intervengan también el pediatra, el otorrinolaringólogo, el audiólogo y el fisioterapeuta.
Este artículo resume el conocimiento actual sobre los factores anatómicos, fisiológicos y neurológicos que aparecen en las personas con síndrome de Down. Analiza el impacto de estos factores y de sus combinaciones e interacciones, en cuanto afectan a la inteligibilidad del habla. Se presenta un marco para señalar los factores específicos que influyen sobre la evaluación y planificación del tratamiento de las personas con síndrome de Down que muestran dificultad en la inteligibilidad de su habla.
La inteligibilidad del habla viene definida por la claridad con que una persona se expresa, de modo que su habla sea bien comprensible a su interlocutor (Leddy, 1999). Numerosos informes clínicos señalan la presencia de dificultades en la inteligibilidad del habla de los niños con síndrome de Down (Chapman et al., 1988; Hesselwood y col.,, 1995; Horstmeier, 1990; Miller y Leddy, 1998; Rosin y Swift, 1999; Rosin et al., 1988; Swift y Rossin, 1990; Wilcox, 1988). Lo mismo se aprecia en las encuestas a familias (Kumin, 1994a). En una encuesta realizada a 937 familias (Kumin, 1994a), más del 95% de los padres señalaban que los niños tenían dificultad para ser entendidos por personas de fuera de su círculo más inmediato, a veces o con frecuencia.
Cuando se analizaron los grupos por edades, para cada edad más del 50% de los padres indicó que los niños tenían frecuentes dificultades en la inteligibilidad de su habla. Sólo alrededor del 5% de los padres dijeron que sus hijos mostraban rara vez o nunca dificultad para ser comprendido. La inteligibilidad del habla, pues, es un problema ampliamente extendido en los niños con síndrome de Down.
Generalmente, este trastorno ha sido considerado como algo global, y eso es darle una categoría demasiado amplia. Aunque es posible medir globalmente la inteligibilidad, no se la puede tratar de modo global. Viene determinada por una combinación de factores, así como por las interacciones de estos factores específicos en cuanto afectan a la inteligibilidad de un individuo concreto (Kumin, 1999).
La complejidad de estos factores y de sus interacciones explica probablemente el hecho de que no se puede predecir o determinar el grado de inteligibilidad del habla de un individuo simplemente contando el porcentaje de consonantes correctamente utilizadas, o incluso comparando el número de palabras que se entienden con el de las que no se entienden.
Las mediciones que evalúan la inteligibilidad se han basado en escalas, análisis de contrastes fonéticos, análisis fonológicos, pruebas de inteligibilidad de palabras e índices fonéticos a partir de muestras de habla (Kent y col., 1994).
Todos estos instrumentos de evaluación estiman lo comprensible que resulta el que habla para el que le escucha, es decir, lo fácil o difícil que resulta para el que escucha comprender lo que está diciendo el que habla.
Por lo general se emplean como jueces de inteligibilidad a personas que no estén familiarizadas con lo que escuchan, pero para las escalas de bondad y para el análisis de muestras de habla, se emplean a veces como jueces a logopedas familiarizados con el habla del niño o a familiares. Lo que estos instrumentos de evaluación no hacen es analizar qué factores físicos, neurológicos, lingüísticos, no verbales o externos forman la base de la dificultad para producir un habla inteligible.