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RESUMEN:
Esta investigación, dirigida por el Catedrático de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, Mariano Cebrián, analiza en sus 120 páginas la evolución de la imagen de la discapacidad en los medios de comunicación en los últimos veinte años. Reproducimos aquí algunos extractos del texto
Noticia
Los medios de comunicación comienzan a ver la discapacidad como "una realidad más de la vida cotidiana"
Así lo concluye el informe Percepción de la imagen de las personas con discapacidad por los profesionales de los medios de comunicación, editado por Fundación ONCE.
Esta investigación, dirigida por el Catedrático de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, Mariano Cebrián, analiza en sus 120 páginas la evolución de la imagen de la discapacidad en los medios de comunicación en los últimos veinte años. Reproducimos aquí algunos extractos del texto (disponible a libre descarga en este enlace):
"El investigador se encuentra con cierta publicidad que implanta y desarrolla un discurso excesivamente maniqueo, donde la imagen de la minusvalía se construye desde fuera y no desde el propio ámbito de la realidad de la persona con discapacidad, su entorno, necesidades y relación con el resto de los miembros de la sociedad [...] profundizan en los rasgos diferenciadores de los minusválidos, donde la persona con discapacidad se sitúa en el ambiente de la marginación como individuo discapacitado -no normal- en lugar del de la persona que no tiene instrumentos propios para realizar de forma diversificada los aspectos más directamente relacionados con su vida cotidiana".
[...]
En efecto, en la última década del siglo XX, la discapacidad en los medios ha tenido dos formas fundamentales de presencia:
• Una primera, donde la discapacidad se lee en clave de conflicto. Lo que explica que la imagen de la discapacidad o de las personas con discapacidad se exprese casi siempre en el ámbito de una necesaria integración. Esta perspectiva es la más utilizada en prensa o en algunas noticias de la televisión (cuando se refiere, por ejemplo, a algún tipo de discapacidad, enfermedad, acontecimiento cultural o evento deportivo).
• Una segunda, donde la discapacidad se lee en clave de diferencia. Y es aquí donde la publicidad tiene una especial presencia como un argumento que no se dirige a producto o marca alguna, sino a la forma de vida de las personas con discapacidad y las posibilidades que le puede ofrecer tal o cual marca o servicio: desde la diferencia a la integración necesaria. El tratamiento que la publicidad hace de la discapacidad se extiende, en gran medida, a la imagen que lo discapacitado tiene en los medios de comunicación convencionales.
Y es precisamente a partir de esta dicotomía donde comienzan a aparecer las primeras bases de un discurso social donde la normalización de la discapacidad empieza a tener una cierta presencia. Será ahí donde la presencia institucional puede tener un especial protagonismo.
El cambio de paradigma
Desde hace un par de años se observa este cambio en la construcción de los contenidos mediáticos en torno a la discapacidad. Muy probablemente el papel activo de los grupos sociales en los procesos de interacción con los medios, -algo que ya he comentado al principio de este capítulo-, empieza a ser determinante en los procesos de construcción social de la realidad de los propios medios.
Ciertamente es un cambio todavía poco estructurado, pero no es menos real; un cambio que se caracteriza por situar la discapacidad en el universo de la realidad cotidiana, acentuando la naturaleza cambiante y variada de ésta y extendiéndose a la vida de todas las personas; porque, en efecto, en la vida diaria se convive con el accidente, la enfermedad y, lo que es no es menos importante, el alargamiento de la vida y la aparición de las enfermedades que generan discapacidad. Este nuevo discurso entiende la discapacidad como un aspecto más de la realidad de la vida cotidiana. Una expresión de su diversidad.
El valor de posicionamiento que aparece en los discursos mediáticos se empieza a circunscribir específicamente en la categoría de la diversidad, en la medida en que la variedad es riqueza. Con ello, se comienza a quebrar la dicotomía tradicional: mundo normal / discapacidad.
Con ello, los medios de comunicación comienzan a construir un discurso dirigido a entender que la realidad exige adaptación y asunción. El ciudadano debe aceptar que existen distintas formas de percibir y experimentar la realidad. Precisamente, lo normal es la variedad de la realidad, la enfermedad, la salud y las nuevas experiencias.